martes, 28 de junio de 2011

EL SECUESTRO DE ELOIZA




El día 5 de febrero de 1973, el diario publicó una noticia: “Ayer, secuestraron una niña a la salida de la ESB Nº 7 de Lanús. El hecho ocurrió a las 18 hs. Eloiza Vanderas iba acompañada de sus tres mejores amigas, quienes serían testigos pero no quieren declarar por temor a represalias por parte de los delincuentes. Ahora se teme por las vidas de las adolescentes.”

Rocío Nevares llegó a su casa llorando junto con sus amigas Camila y Nataly y contó a su mamá lo ocurrido. La señora llamó a la madre de la víctima y le informó sobre el secuestro de su hija.

La mamá comenzó a gritar: “¡Secuestraron a mi hija!”. El padre escuchó y rápidamente fueron a la comisaría 8ª de Villa de los Trabajadores a hacer la denuncia. Entraron corriendo y gritando: “¡Rápido, rápido! ¡Secuestraron a mi hija! ¡Hagan algo!”.

Les tomaron declaración y regresaron a su casa muy tristes por lo sucedido. Desesperados pensaban qué podían hacer y decidieron llamar a un detective. Contactaron a tres pero decidieron darle el caso a uno llamado Julio Leiva, que al escuchar lo que había pasado se mostró interesado en resolverlo.

Julio empezó a investigar por el colegio y sus alrededores, golpeando puerta por puerta.

Una señora vecina le informó lo que ella había visto: “Yo vi cuando se llevaban a la niña. Eran tres hombres, parecían mayores de 30 años, estaban a cara descubierta. Uno era de tez bien morena, otro parecía polaco, y al tercero no llegué a verlo bien. Andaban en motos, pero las patentes estaban tapadas. Después no pude ver más.

Luego siguió investigando por la villa llamada “El Morro”, preguntando por las casas, visitando lugares abandonados. Encontró una señora que al ver la foto de Eloiza la reconoció. Ella dijo que la había visto acompañada por un hombre mayor de 50 años, que es conocido como “el Chiva” y tiene muchas denuncias por vender drogas. La niña parecía estar medio presionada. Pero se corría el rumor de que se había mudado y no sabía a dónde... Luego agregó: “Conozco a la sobrina. Vive aquí a dos cuadras. ¿Le doy la dirección?” El detective asintió y ella dijo: “Domingo Purita entre Pedernera y... no me acuerdo la otra calle, pero es por aquí cerquita. La sobrina del señor es amiga de mi nieta.” Julio agradeció a la señora y se despidió.

Al día siguiente fue a la casa de la sobrina de “el Chiva”. Estaba la niña sola y le dijo que el tío se había ido a Córdoba por un problema de trabajo. El detective le preguntó cómo se llamaba el tío y si tenía una foto de él. Ella le respondió: “Antonio Torres” e inmediatamente fue a buscar la foto, se la dio y sin preguntar nada cerró la puerta.

Julio Leiva llamó a los padres de Eloiza y les dijo que faltaba poco para llegar hasta su hija.

Hizo algunas averiguaciones y luego viajó a Córdoba con un custodio. Lo primero que hizo allí fue dirigirse a un pueblo chiquito llamado Verabevú. Allí encontró a un hombre que decía ser el hermano de Antonio. Le dijo que su hermano había vuelto porque en Buenos Aires se había quedado sin trabajo y le indicó dónde vivía. Inmediatamente, el detective dio aviso a la policía del pueblo quienes llegaron justo en el momento en que el secuestrador estaba por acosar sexualmente a Eloiza.

Aunque Eloiza no conocía a Julio, llorando se abrazó fuertemente a él, que le decía: “Ya pasó todo. Vamos con tu mamá.”

Esmeralda Suárez
Agostina Iñigo
2º 5ª

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