jueves, 30 de junio de 2011

EL ASESINO DE MARIANA MORENO




El 23 de septiembre a las 23.30 hs., en un departamento del Hotel Argentino ubicado en la calle Belgrano al 1800 de la ciudad de Mar del Plata, encontraron el cuerpo ensangrentado de una mujer tirado en el suelo. Tenía tres puñaladas en el pecho y cortes en las piernas. Había huellas en el piso de dos personas.

La mujer fue identificada como Mariana Moreno. Ese día había retirado $20000 del banco. La policía revisó todo el departamento para ver si estaba el dinero, pero no encontraron nada. Tampoco estaban las joyas que heredó de su abuela.

En el hotel le dijeron al detective Marcelo Fernández que una mujer había estado en el departamento poco tiempo antes. Él averiguó que se trataba de una amiga de la víctima y fue a su casa. Allí no estaba pero la encontró en un bar cercano.

Ella le contó que el exmarido de Mariana le pegaba, y por eso se habían separado y que cuando poco tiempo después ella se puso de novia, él estaba celoso. Entonces el detective ordenó allanar la casa del exmarido, que se llamaba Esteban Delgado. Allí encontraron un cuchillo con sangre y lo detuvieron.

Pocos días después, el análisis del cuchillo evidenció que la sangre era de la mujer. Lo interrogaron para saber quién era su cómplice y confesó que era un amigo suyo que se llamaba Javier, que se había alojado en el mismo hotel, en el departamento de al lado y al que le había pagado con el dinero de Mariana.

Marcelo Fernández se dirigió inmediatamente hacia el hotel y llegó justo cuando Javier salía de su habitación con una valija y un pasaje en la mano.

María Vallejos
Leslie Mombelli
Tamara Vivian
2º 5ª

martes, 28 de junio de 2011

EL SECUESTRO DE ELOIZA




El día 5 de febrero de 1973, el diario publicó una noticia: “Ayer, secuestraron una niña a la salida de la ESB Nº 7 de Lanús. El hecho ocurrió a las 18 hs. Eloiza Vanderas iba acompañada de sus tres mejores amigas, quienes serían testigos pero no quieren declarar por temor a represalias por parte de los delincuentes. Ahora se teme por las vidas de las adolescentes.”

Rocío Nevares llegó a su casa llorando junto con sus amigas Camila y Nataly y contó a su mamá lo ocurrido. La señora llamó a la madre de la víctima y le informó sobre el secuestro de su hija.

La mamá comenzó a gritar: “¡Secuestraron a mi hija!”. El padre escuchó y rápidamente fueron a la comisaría 8ª de Villa de los Trabajadores a hacer la denuncia. Entraron corriendo y gritando: “¡Rápido, rápido! ¡Secuestraron a mi hija! ¡Hagan algo!”.

Les tomaron declaración y regresaron a su casa muy tristes por lo sucedido. Desesperados pensaban qué podían hacer y decidieron llamar a un detective. Contactaron a tres pero decidieron darle el caso a uno llamado Julio Leiva, que al escuchar lo que había pasado se mostró interesado en resolverlo.

Julio empezó a investigar por el colegio y sus alrededores, golpeando puerta por puerta.

Una señora vecina le informó lo que ella había visto: “Yo vi cuando se llevaban a la niña. Eran tres hombres, parecían mayores de 30 años, estaban a cara descubierta. Uno era de tez bien morena, otro parecía polaco, y al tercero no llegué a verlo bien. Andaban en motos, pero las patentes estaban tapadas. Después no pude ver más.

Luego siguió investigando por la villa llamada “El Morro”, preguntando por las casas, visitando lugares abandonados. Encontró una señora que al ver la foto de Eloiza la reconoció. Ella dijo que la había visto acompañada por un hombre mayor de 50 años, que es conocido como “el Chiva” y tiene muchas denuncias por vender drogas. La niña parecía estar medio presionada. Pero se corría el rumor de que se había mudado y no sabía a dónde... Luego agregó: “Conozco a la sobrina. Vive aquí a dos cuadras. ¿Le doy la dirección?” El detective asintió y ella dijo: “Domingo Purita entre Pedernera y... no me acuerdo la otra calle, pero es por aquí cerquita. La sobrina del señor es amiga de mi nieta.” Julio agradeció a la señora y se despidió.

Al día siguiente fue a la casa de la sobrina de “el Chiva”. Estaba la niña sola y le dijo que el tío se había ido a Córdoba por un problema de trabajo. El detective le preguntó cómo se llamaba el tío y si tenía una foto de él. Ella le respondió: “Antonio Torres” e inmediatamente fue a buscar la foto, se la dio y sin preguntar nada cerró la puerta.

Julio Leiva llamó a los padres de Eloiza y les dijo que faltaba poco para llegar hasta su hija.

Hizo algunas averiguaciones y luego viajó a Córdoba con un custodio. Lo primero que hizo allí fue dirigirse a un pueblo chiquito llamado Verabevú. Allí encontró a un hombre que decía ser el hermano de Antonio. Le dijo que su hermano había vuelto porque en Buenos Aires se había quedado sin trabajo y le indicó dónde vivía. Inmediatamente, el detective dio aviso a la policía del pueblo quienes llegaron justo en el momento en que el secuestrador estaba por acosar sexualmente a Eloiza.

Aunque Eloiza no conocía a Julio, llorando se abrazó fuertemente a él, que le decía: “Ya pasó todo. Vamos con tu mamá.”

Esmeralda Suárez
Agostina Iñigo
2º 5ª

lunes, 27 de junio de 2011

CONFLICTOS ENTRE HERMANAS

CONFLICTOS ENTRE HERMANAS




Una noche, en la ciudad de Nueva York, una familia con muchos problemas enfrentaba una nueva crisis. La señora Bárbara Florentín y el señor Robert Vaccarau acababan de recibir los resultados de los análisis de su hija y les dieron la noticia a los tres hermanos: Brandon, el mayor, y las mellizas Keni y Laysa. Al saber Laysa que tenía leucemia empezó a llorar; Keni y Brandon la abrazaron fuerte y se quedaron en silencio...

Al otro día, los padres fueron a ver al doctor Francisco Bengua, quien era el médico de Laysa. El doctor les dijo que necesitaba con urgencia un transplante de médula, entonces la madre, llorando, lo abrazó a Robert. El doctor les dijo que la única posibilidad de que se salvara era que encontraran un donante compatible para hacerle un transplante de médula. Él había pensado en Keni, porque eran hermanas mellizas. La señora le dijo que iba a hablar con ella y que estaba segura de que Keni le daría lo que su hermana necesitaba.

La señora y el señor Vaccarau se despidieron del doctor. Cuando llegaron a la casa hablaron con Keni y ella dijo que sería la donante de su hermana.

A la mañana siguiente, la mamá le fue a llevar el desayuno a Laysa y la encontró inconciente, entonces comenzó a gritar. Llamaron a la ambulancia y la llevaron de urgencia al hospital. Allí la atendió el doctor Francisco y dijo que había que dejarla internada. En ese momento sonó el celular de la señora Florentín. Era Rocío, la amiga de Keni, que desesperada le dijo que tenía que hablar urgentemente con ellos dos. Cuando finalizó la llamada, salió el médico para informarles que Laysa comenzaba a recomponerse, pero que tenía marcas de dedos en el cuello.

La señora se dio cuenta de que algo grave estaba pasando y contrató a un detective llamado Héctor Ramírez. Éste comenzó a interrogar a la familia: primero a la mamá y al papá, después a Brando y por último a Keni. La notó muy nerviosa en su forma de hablar.

Luego el detective habló con los padres y la mamá le contó que el día anterior había llamado la amiga de Keni, desesperada, diciéndole que tenía algo importante que decirle. Entonces Héctor Ramírez le preguntó si sabía dónde vivía esa amiga. La señora Florentín le respondió que no, pero que tenía el teléfono. El detective la llamó y le pidió que le dijera dónde vivía porque tenía que hacerle unas preguntas.

Cuando Ramírez llegó a la casa de Rocío lo recibió la madre, y le preguntó en qué podía ayudarlo. Él le respondió que la única que podía ayudarlo era su hija, porque estaba seguro de que sabía algo. La madre la fue a buscar porque estaba en la casa del padre.

Cuando llegó, el detective le preguntó si sabía algo sobre la hermana de Keni y ella respondió: “Keni nunca la mencionaba porque no se llevaban muy bien.”

Con esta información, Ramírez salió inmediatamente de la casa de Rocío y volvió a la de Keni, pero ella no estaba. Entonces supuso que estaría en el hospital y hacia allí se dirigió a toda velocidad. Cuando entró en la habitación de Laysa, encontró a Keni tratando de asfixiarla.

Tamara García
Karen Fernández
Noelia Romero
2º 4ª